Villa Argüello

Bebidas van, criollitos vienen. Un viaje a Córdoba para viajar a un baile y llegar (realmente llegar) después del último aplauso. Villa Argüello en su asociación de barrio natal es una obra sin fronteras. Ya está en curso antes de empezar y dura aún después de terminar. Se mete un poco entre los espectadores y los invita a que la visiten.


No rompe definitivamente los muros, el alambrado sigue ahí, pero se puede cruzar. El territorio de la obra se extiende en las miradas directas al público, en la música que continúa, en las palabras que se intercambian y en los aplausos que no esperan hasta el final, sino que llegan antes, que se comparten con los bailarines, provocados por los actos de esos mismos seres que, sin llegar a convertirse en personajes, cobran una cierta tridimensionalidad en el tejido de la obra.

El pertenecer está en juego. Todos podemos ser de Villa Argüello (de esta Villa Argüello, que vive en la escena), pero hay que intentarlo; hay que leer el mundo con voz local para entrar en él, para darle forma, para configurarlo y dejar que nos configure. Hay que transformarlo en ficción para hacerlo real, perfeccionarlo hasta convertirlo en leyenda.

Las estrellas y las luces en el techo, los bocaditos y las gaseosas, hablan de un baile que nace en la recreación de sí mismo durante el núcleo de la obra, y que vuelve a nacer, ya desnudo, en la disolución de la escena y las butacas hacia sus fronteras, en la conversión del escenario en patio, del sonido en música, de la utilería en comida. Después de la mutación de la danza en baile.

VILLA ARGÜELLO

Riobamba 985 Cap. Fed.
Domingos de febrero a las 19 hs.
Entrada gratuita. Capacidad limitada.
Las entradas se entregan en mesa de informes desde una hora antes del espectáculo y hasta dos por persona.  Se suspende por lluvia.

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