Cuatro noches... y el miedo a estar solo
El tango con sus dramas de telenovela, sus firuletes inconfundibles, sus debates internos: estos son los materiales de Cuatro noches... y el miedo a estar solo, leídos con un toque de cinismo, hablados con lengua bífida. Los pasajes de danza se alternan con recursos del teatro de revistas: las divas, el humor chabacano, las actuaciones exageradas, vienen a presentar una parodia del mundillo del tango espectáculo.
Su contracara es el tango bailado al compás de músicas diversas, con toques de contemporáneo, que en la experimentación muestra lo que el tango puede, lo que tiene para dar con su lenguaje sensual, con la fuerza de sus encuentros y el puñal de sus desencuentros. En esos pasajes experimentales hay queer, Floyd y hasta un solo, todos embebidos en ese dramatismo sin límites y en el humor que habitan en las letras de Manzi a Le Pera.
Cuatro noches... juega con lo explícito: lo que se adivina se muestra, lo que se insinúa pasa a mayores. Los labios que se besan dulcemente también se abren a otras posibilidades, dan luz a seres inverosímiles con elementos y recursos inesperados que bailan un tango desbocado.
CUATRO NOCHES... Y EL MIEDO A ESTAR SOLO
Idea y Dirección: Ignacio Gonzalez Cano
Interpretación: compañía Tempotango