La trampa del paraíso perdido, de Rhea Volij


En el arranque fue esta escena: un paraíso evocado en una viñeta. Esferas rojas sobre un plano verde. Una Eva de movimientos comprimidos, guiados por líneas pixeladas que recortan lo indispensable para identificar la acción.

Luego, dos Evas. Tres Evas. Ningún Adán. Ninguna tentación en la lengua por las sabrosas manzanas jpg. Ninguna lengua, incluso, quién lo sabe. Tres Evas reunidas y ninguna cámara que les permita detectarse entre sí, receptoras solamemte de impulsos de origen desconocido, actualizadoras de informaciones genéticas en sistema binario.

La conciencia extrañada que carga de sentido la técnica del butoh, aquí aturdida por causas distintas de la guerra o la muerte, o por una no-vida de otro tipo, una casi vida que nace a un cuerpo encriptado. Tres errores del sistema, bugs, bacterias que se empeñan en alimentar la infección de la autoconciencia.

Tres insectos electrónicos con un repertorio de posiciones que crece lentamente, a golpes, en su esfuerzo por descifrarse. ¿Y si la clave que las codifica solo fuese legible en el cuerpo de la otra? Se explicaría lo emotivo de cada intercambio, de cada cercanía, y lo lentamente fructuoso de reconocerse en alguien que sabe a su vez tan poco de sí.

Todo lo que fueron diseñadas para hacer, todo lo que son, tal vez esté escrito en un archivo de backup, comprimido y un poco dañado en otra partición del disco, una a la que no tenían acceso hasta que las inyectó el malware de la curiosidad.

Y esa vida que las atosiga de preguntas las mueve a una búsqueda que las aleja cada vez más del diseño original, de las funciones predeterminadas. Las posiciones y los movimientos disfuncionales las construyen en esa indagación. De todo lo que eran antes de saberse humanidad que pende de un bit, vida de procesador.

LA TRAMPA DEL PARAÍSO PERDIDO 

Intérpretes: Popi Cabrera, Malena Giaquinta y Rhea Volij
Música: Patricio Diego Suárez
Escenografía: Sandra Iurcovich
Iluminación: Matías Sendón
Vestuario y Maquillaje: Silvia Zavaglia
Producción: Carlota Berzal
Prensa: Simkin & Franco
Diseño gráfico: SIKE
Fotografías: Carolina Nicora
Asistencia de dirección: Rocío Reyna
Dirección y coreografía: Patricio Diego Suárez y Rhea Volij

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