Para no olvidar el futuro: obras de danza que ojalá vuelvan en 2019

En plena temporada alta y con una programación que incluye la décima edición de Ciudanza, el FIBA dejó varias imágenes pregnantes en los escenarios que dedicó a la danza nacional. Algunas de ellas ya tienen previstas funciones durante el año. De las otras, estaré esperando novedades.

Desde Mendoza llegó Anagnórisis, un laboratorio alquímico de seres mitológicos que nacen y se transforman en escena. La obra de 33 minutitos, que también integró la Fiesta Provincial del Teatro 2019, despliega las bondades de un trabajo del movimiento minucioso hasta el espejismo y un manto de teatro negro con el que conjura su hechizo. Creado, dirigido e interpretado por Luisa Ginevro y Sol Gorrozterazú.

Anagnórisis, por Luisa Ginevro y María Sol Gorosterrazú.

Desde una estratósfera cercana, Anomalía es un relato con ojos de videotape que observa la soledad y el raro transcurrir de su tiempo en un mundo mínimo y aislado, a la deriva. Las horas atravesadas por el brillo de la pantalla se estiran, rebobinan y sucumben a la luz anómala de las imágenes que se proyectan para nadie. Con la fecha de futuras funciones por confirmar, este solo de Valeria Polorena participó del programa Partido y Compartido de la CNDC en 2018.

Desde el pasado, varias propuestas: Acróstico, un relato descarnado en primera persona que narra la intimidad de una ausencia y materializa en la danza los lazos fantasmales del hijo que relata con una madre posible. Con autoría de Roberta Blázquez Calo, Andrés Molina, Jimena Pérez Salerno, Diego Rosental, dirigida e interpretada por Rosental, realizó una temporada de varias funciones en el Centro Cultural Rojas en 2018.

Diego Rosental y Jimena Pérez Salerno en Acróstico.

Mi fiesta
, también en la línea del relato íntimo en primera persona, hilvana con precisión biográfica una serie de episodios que hoy podemos nombrar como violencia de género y que durante mucho tiempo fueron vergüenzas encubiertas por las víctimas cotidianas. Con el tono mecánico de quien se ha duplicado fuera de sí para narrarse, replica los sucesos con las huellas de la oralidad que la grabación no perdona ("eso ya lo dije... ok") y construye a partir de ahí una rutina equilibrista que se arriesga a caernos de la butaca. Se estrenó en 2018 en el Centro de Experimentación y Creación del Teatro Argentino de La Plata, en coproducción con el Centro Cultural San Martín, donde también tuvo funciones en 2018 y 2019.

Hacia el futuro, Qué azul que es ese mar llega vía Ciudanza. Aunque solo exhibe un fragmento de 8 minutos titulado "Presente-futuro", la obra de Eleonora Comelli llega al escenario urbano hoy y mañana, y seguramente no faltarán la ternura y la destreza de unos intérpretes de lujo. Se presentará junto a otras obras en el Parque de la Estación (Perón y Gallo, CABA), a las 19 h. Sobre la obra completa: nota en Revista Revol.

Como apostilla: 200 golpes de jamón serrano, la obra que no vi pero que me recomienda el pasado de Marina Otero (Recordar 30 años para vivir 65 minutos). Dirigida por ella, con texto y actuación suya y de Gustavo Garzón, todavía no sé si decirle "danza", pero sigue en febrero, los miércoles a las 21 en el Chacarerean Teatre.

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