Inés!




Inés! con signo de exclamación. Un llamado, un llamado urgente, un pedido pero también una exigencia, un reclamo, un grito por los derechos que nos corresponden. Seis cuerpos en escena con sus voces y sus movimientos exponen una serie de relatos. Una voz policial los convierte en casos, una voz que encarna cada una.

Todas ellas son Inés y todas están atravesadas por las causas y por las consecuencias; sus piernas, sus brazos, sus mejillas, sus puños y sus pechos, su cuero cabelludo, los huesos y cartílagos, todos constituidos en sociedad, estructurados por el ser mujer que se impone con todas las obligaciones y todas las restricciones asociadas al género, todas las valoraciones que como mujeres luchamos por despegarnos de la piel y, quizás lo más difícil, por no seguir reproduciendo.

Los seis cuerpos tienen voz y movimiento en simultáneo. La voz es movimiento, las ideas que expone son movimiento y generan movimiento. Pensamos con todo el cuerpo, somos y nos percibimos mujeres con todo el cuerpo, somos ese cuerpo y como tal constituimos una sociedad que podemos cuestionar solo desde el cuerpo que somos, esa potencia infinita de ser, ese que encarna símbolos impuestos y que se sacude para modificarlos, para cambiar su signo, para dejarlos de lado.

Mientras la palabra articula ideas, un espasmo coreográfico las saca de cuajo. Una sacudida que recuerda que algo subyace, que a la lógica racional algo la empuja, la desordena, un hipo de una fuerza más poderosa, vital, que necesitamos atender, que debemos oír tanto como a la palabra, que debemos considerar porque es la fuerza vital que puja por salirse de la piel social.

En ese intersticio que evidencia se puede construir, se puede tironear hacia los lados y dejar fluir. En el ensayo se tomaron decisiones, dice una Inés!, decisiones racionales que dan como resultado un texto en el que no es posible leerlas, del que ya no es posible reconstruir esas condiciones originarias. Una abertura deja ver ese ensayo, esa decisión, su significado, sus implicancias.

Esa abertura es el grito Inés!, su voz pasa por el intersticio y hay que abrir, tirar hacia los lados, para ver qué hay detrás de las diferencias (un hombrezuelo es un hombre pequeño y una mujerzuela, una puta; un hombre con la camisa abierta está desabrigado y una mujer está provocando). Detrás también hay decisiones, también hay conveniencias, también hay implicancias. Saber de ellas, buscarlas y sacarlas a la luz es uno de los significados del grito de Inés!

INÉS!
Dirección: Mariela Ruggeri
Asistencia de dirección: Daniela Mena
Intérpretes: Belén Bianchini, Florencia Cagnone, Ana Rina Di Laura, Eva Mazal, Jessica Andrea Saud, Alba Virgilio
Parte de Proyecto Inés! junto a Bitácora (exposición de fotografía de Máximo Parpagnoli); Hostilidad (instalación textil de Karina Maddonni) y AliciaS en la Madriguera (videoarte dirigido por Emilio García Whebi).

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