Materiales


De tanto frotarlo, moverlo, aplastarlo, el papel parece una tela. Las hojas exhiben las huellas o las cicatrices de los caminos que las recorrieron, exhaustas y transmutadas en materia gastada y reenergizada. De tanto mirarlos, los movimientos se convierten en poesía. De tanto oírlas, las palabras revelan las texturas ocultas tras el sentido cristalizado.

Los cuerpos luchan por liberarse de su envoltorio momificado y se descubren subenvueltos, dobles, desbocados, espumarajeando por la boca textos inconclusos, apareados, preñados de los volúmenes de la biblioteca, detenidos en cada sonido de la pe como un estallido, de la be como una caricia, de Leo con mayúscula, o quizás leo con minúscula. Y el murmullo como oleaje distante del que emergen cada tanto unos sentidos resbalosos.

¿Tendrá que ver con el agua que cae pizarra abajo, último intento de deshacerse de ese registro imborrable que cruelmente permanece, impertérrito, aunque se rompan y desperdiguen libros de los estantes, sábanas de papel, hojas como exámenes? Aunque se evaporen todas esas lecciones, esas confidencias, esos fragmentos de aula que se abren paso desde los manuales, las columnas de la iglesia que se erigen sobre las páginas de una biblia, los nombres propios que exhudan las ficciones.

Materiales evoca (¿convoca?) la biblioteca (la que alguna vez funcionó en el espacio en el que transcurre, la que no podemos despegar de nuestros livings, de nuestros cráneos), ensaya convertirla, destruirla y reunir las piezas. Las palabras se multiplican, reaparecen infinitamente, se reescriben y se repronuncian, y, en los cuerpos de los bailarines, se liberan por un segundo del contexto que las mantenía calladas, para flotar sobre el escenario de la Alberto Williams.

MATERIALES

Idea y dirección: Pierrik Malebranche
Intérpretes: Compañía Nacional de Danza Contemporánea

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