Afuera llueve




Un diluvio se lleva todo: gente, casas, árboles, igual que el paso del tiempo arrasa con los recuerdos y solo les da refugio en las fotos, en las cartas y, de maneras misteriosas, en la memoria de sus protagonistas. Ella, la protagonista de esta memoria, ilumina el fondo de la escena con sus textos poéticos, sus cartas de amor, letras de arias y otras presencias que tejen lazos diversos y difusos con las figuras que ocupan el escenario.

Ellos son cinco náufragos que alcanzan tierra firme con la desesperación de haber perdido algo importante. Parecen haber sido arrancados de una historia y conservana apenas sus rasgos esenciales. Merodean como bocetos en dos dimensiones –hechos quizás de fotos o de cartas– en torno a un refugio débil, un magro consuelo que es capaz, al menos, de capturar algunas gotas de la tormenta.

Esa torre de toallas es lo único que aquieta a estos seres de papel que, con razón, sienten pavor del agua que sigue subiendo allá afuera. No pueden, sin embargo, refugiarse por siempre. Luego de varios intentos por preservarse intactos, entienden, al fin, que la lluvia también viene por ellos, recuerdos de papel y memorias de una figura que se despide desde más allá, en la proyección luminosa del fondo, donde adentro y afuera se confunden. El lugar del que todos vienen y hacia el cual, gota a gota, todos regresan.

AFUERA LLUEVE

De Bea Odoriz, con Pochi Ducasse, Lis Tejón, Leonardo Murua, Julieta Schena, Lautaro Mackinze, Fernando de Rosa y Flavia Gresores 

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