Tres coreógrafos


Castadiva es una compañía formadora de excelentes bailarines y, como demostró en su estreno de Tres coreógrafos, también de notables compositores. Sus jóvenes intérpretes, que en cada función despliegan la técnica sólida y las cualidades interpretativas que caracterizan al grupo fundado y dirigido por Mónica Fracchia desde hace más de 15 años, encarnan en esta oportunidad obras de Glenda Casaretto, Andrés Baigorria y Sergio Villalba, estrenos de tres bailarines de la compañía que suben al escenario también como coreógrafos.


Marías permite identificar un parentesco con el estilo de Mónica Fracchia en el vestuario y la selección musical, que permite construir una narrativa llevada por un cuerpo de baile femenino y figuras centrales. La pieza retrata los múltiples aspectos del ser mujer en distintos momentos de la historia y en las diferentes clases sociales. La madre, la amante, la lavandera: todas ellas y tantas otras viven sus alegrías y sus penas contagiosas, mientras los vestuarios cambian de signo, desde el vestido primaveral de la fertilidad hasta el objeto del trabajo cotidiano.

Zapateando es, al mismo tiempo, danza y música en vivo. Los tacos y las puntas de unas botas dominadas por pies súperpoderosos elevan el ritmo desde el suelo hasta llenar la sala Solidaridad del CCC. Una precisión cronométrica habita cuerpos que, a la vez, lucen desenfadados y se hacen cargo de la cuota de humor que, además, la obra les exige.  

Castabach cierra la primera parte del espectáculo. El concierto para violín y oboe, con todas las florituras del período, atraviesa a los bailarines, que ejecutan con maestría una partitura creada para deslumbrar al público con la destreza de los intérpretes.

La función culmina con Venecia sin ti, musicalizado mayormente con el ballet Las bodas, de Igor Stravinsky. Estrenada por los Ballets Rusos de Diaghilev con coreografía de Nijinska, esta pieza orquestal es parte del acervo tradicional de la danza clásica, pero recibe un nuevo sentido en la coreografía interpretada por Castadiva, que pone en juego un lenguaje y un argumento diferentes, pero con una atmósfera aún dominada por cuerpos etéreos que parecen encarnar fuerzas supramundanas, acaso deidades o potencias de la voluntad y el deseo. La grandilocuencia de Las bodas es matizada con escenas casi entre paréntesis que, a la voz de Charles Aznavour, se sorprenden de cuán triste está Venecia ("Com'è triste Venezia").

Así llega a su gran saludo final una propuesta variada, con estilos diversos y la calidad escénica a la que Castadiva tiene acostumbrados a sus seguidores.

TRES COREÓGRAFOS + VENECIA SIN TI
Marías, de Glenda Casaretto.
Zapateando…, de Andrés Baigorria.
CastaBach, de Sergio Villalba.
Venecia sin ti, de Mónica Fracchia.

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